El residuo es tratado como materia sin función, es pensado como lo inservible, como la muerte; mi cúmulo de cabello es eso mismo, es un residuo orgánico humano, sin función y sin vida. La acción de dibujar, tejer, bordar con ese residuo orgánico humano es reanimar, es resistirse al reposo permanente, es una acción que registra un momento y nos expande en el tiempo. Lo inmanente es aquello que “es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella” (RAE), es decir es algo que por naturaleza está unido a otro algo. Lo inmanente del cuerpo es el cambio, la resistencia y su transformación constante, un cambio que no debe pensarse solamente desde un resultado físico sino también desde la importancia misma de la acción que construye una superación desde su vivencia.

 

El cambio y la transformación no se deben pensar desde el logro de ser otro cuerpo sino desde el intento mismo de encontrar una práctica y buscar construir otro cuerpo impulsado por el dolor y el padecimiento. El resultado de construir un cuerpo con los residuos de ese mismo cuerpo es, transformarse en simultáneo desde el residuo y desde las acciones, para ser partícipe activo de los cambios. Se regresa desde una distancia, desde un afuera, desde una frontera. Detrás de esto hay un intento por definirme desde otras prácticas, por pensar mi cuerpo en un espacio social desde la intimidad, por movilizar desde la repetición de un gesto lo obvio que no es tan obvio, que es la preocupación por constituirme de otra manera, de desnudar los mecanismos de padecimiento que operan en mi cuerpo, apropiármelos y resignificarlos.

 

Inmanencia es una obra escultórica- instalativa, que surge de la pregunta ¿Cómo construir un cuerpo con los residuos de ese mismo cuerpo? Tras el intento de responder esta inquietud, surgen diferentes tipos de acciones que se dan alrededor del almacenamiento del cabello y modificación del residuo corporal (cabello), con la intención de construir un nuevo cuerpo desde lo diminuto y en dialogo con un cuerpo enfermo. El cabello que es recolectado diariamente después de peinarlo es bordado sobre un textil o membrana, mientras que el cabello recolectado después de ser lavarlo, es tejido con ayuda de los dedos y transformado en aros, los aros son inventariados y posteriormente acumulados.